Foto: MIndefensa

Combatir a las FARC y al ELN es combatir al narcotráfico

Más de 10 mil criminales y terroristas fueron neutralizados en el 2010

1 de diciembre de 2010

Durante la ceremonia de ascensos a coroneles y capitanes de navío de las Fuerzas Militares, el Ministro de Defensa, Rodrigo Rivera informó que 10.417 miembros de organizaciones criminales y terroristas fueron neutralizados en el 2010.


Discurso Ministro Rivera

El ministro de Defensa Nacional, Rodrigo Rivera, reveló hoy que en lo corrido del año, fueron abatidos y capturados 8.145 integrantes de organizacionales criminales y terroristas, mientras otros 2.271 se desmovilizaron.

“Hemos puesto a disposición de la justicia 1406 miembros de las FARC, 237 del ELN, 2998 miembros de bandas criminales y 3051 delincuentes comunes”, expresó.

Rivera destacó además las exitosas operaciones conjuntas y coordinadas contra las Farc, que permitieron abatir a alias el “Mono Jojoy” y rescatar al General Mendieta.

“Las Operaciones Sodoma y Camaleón, que permitieron dar de baja al temible alias “Mono Jojoy” y rescatar a policías y soldados que llevaban más de diez años secuestrados, son prueba del profesionalismo y las capacidades de nuestras fuerzas militares y de policía”, señaló.

El Ministro de Defensa informó que en la lucha contra el tráfico de drogas, fueron incautadas aproximadamente 150 toneladas de coca y se han erradicado casi cuarenta mil hectáreas de coca.

“Para el mundo es claro que combatir a las FARC y al ELN es combatir al narcotráfico. Arreciar contra el narcotráfico es arreciar contra las FARC y el ELN”, dijo Rivera.

Finalmente, el Ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, hizo un llamado a los nuevos coroneles y capitanes de navío de las Fuerzas Militares que ascendieron hoy en Bogotá, para que consoliden los logros de la seguridad democrática.

“El debilitamiento estratégico y táctico de los grupos armados ilegales, los criminales pretenden disimularlo con terrorismo. Por eso, la orden es “arreciar”, “arreciar”, “arreciar”, hasta llegar al último rincón en donde tengamos que buscar a los delincuentes y narco terroristas”, concluyó el alto funcionario. Discurso del ministro de Defensa Rodrigo Rivera en la ceremonia de ascensos de Coroneles y Capitanes de Navío

ESCUELA MILITAR DE CADETES JOSE MARIA CORDOVA
Bogotá, Diciembre 1 de 2010

Siempre es gratificante asistir a actos como este. Reconocimientos a los sacrificios y a la tenacidad con la que ustedes, coroneles y capitanes de navío, han labrado su carrera al interior de las fuerzas militares de Colombia.

Como Ministro de Defensa Nacional es un honor estar frente a ustedes.

Los ascensos y las condecoraciones que se han impuesto en el día de hoy, son reconocimiento a sus meritos y esfuerzos al servicio de la patria y en la defensa de los derechos de los colombianos.

Pero esta ceremonia también nos recuerda el compromiso que significa asumir la carrera militar y ser un hombre o mujer dedicado a la vida castrense.

El militar es una persona que da su vida por otros; que está dispuesto a arriesgarlo todo por el bienestar del resto de sus conciudadanos.

Es quien porta su uniforme con dignidad y con orgullo.

Es una persona honesta, honrado y abnegada en el cumplimiento de su deber.

Un militar es un hombre o una mujer excepcional cuya razón de ser es trabajar para que la sociedad progrese y avance. Un militar no tiene Navidad ni Año Nuevo, trabaja sin dominicales ni festivos, celebra cumpleaños en las montañas y selvas. Para él no existen ni veranos, ni inviernos. Solo su deber y su devoción consagrada por Colombia.

Para el buen militar de la patria todos los días son iguales, son como el Pabellón Nacional que se lava con la lluvia y se seca con el sol y está permanentemente izado para ondear en el horizonte de esperanza de la patria.

El militar es aquel que tiene que obtenerse de ver cumplir años a sus hijos, aquel que tiene como amiga a las estrellas, con quien comparte sus problemas y en las noches más frías, sus pensamientos y temores.

Es aquel quien muestra las fotos de su familia y dice orgullosamente: “¡Esta mi esposa, estos son mis hijos!”.

Es aquel que por culpa de la violencia muchas veces tiene que privarse de asistir al nacimiento de sus propios hijos.

Es una persona común y corriente, que por razones propias de su actividad, presta un servicio que lo hace especial, diferente, y que lo pone como un servidor inigualable, siendo merecedor del reconocimiento y del aprecio de sus compatriotas.

Por eso muchas felicitaciones a sus familias, a sus cónyuges, hijos, padres, hermanos, que acompañan emocionados este momento de justa exaltación.

Su soporte, su amor y su abrazo, son la llama que da fuerza a los cientos de miles de hombres y mujeres de nuestra Fuerza Pública.

Hace algunos lustros, muchos de ustedes desfilaban por este mismo campo de paradas o el de sus respectivas escuelas, para recibir su grado como oficiales.

Hoy pueden decir, recordando esos tiempos de sueños y promesas, que han consolidado su carrera militar como una carrera de vida, de la cual tienen todos los motivos para sentirse orgullosos.

Felicitaciones de nuevo a todos nuestros nuevos Coroneles del Ejército, a los Capitanes de Navío de la Armada y a los Coroneles de la Fuerza Aérea, que hoy reciben su máximo ascenso en el escalafón de los oficiales superiores.

Ustedes hacen parte de ese equipo extraordinario que son las Fuerzas Militares de Colombia y que concluyen el año con una aceptación y un nivel de respetabilidad cercano al 90 por ciento de nuestros compatriotas.

¡Ninguna otra institución en ninguna otra época había obtenido resultados similares en el aprecio, en la confianza, en el afecto, en el amor de todos los colombianos.

Ustedes son los líderes y el ejemplo para más de 286 mil integrantes, que hacen parte de nuestras Fuerzas Militares.

De sus decisiones, de sus actuaciones, del control estricto que ejerzan sobre sus unidades, del entusiasmo que apliquen con pasión al cumplimiento de cada misión, dependerá la continuidad de los éxitos que hasta ahora venimos reportando en la lucha por consolidar el Estado de Derecho.

No tenemos terrenos vedados para el accionar de nuestra Fuerza Pública en todo el territorio de la patria.

¡Y estamos convencidos de que nunca más cederemos un centímetro de nuestro territorio sagrado de la Patria, para que seamos objeto de engaño y de falsas esperanzas!

Hemos trabajado en el escenario de la legitimidad y por la defensa de los Derechos Humanos y la observancia del Derecho Internacional Humanitario. Por eso en este año 2010 fuimos objeto de reconocimiento en todo el mundo.

El país se regocijó hace pocos días, por ejemplo, cuando observó por televisión el accionar de nuestros hombres en la atención a dos heridos pertenecientes a una organización narcoterrorista.

No importó la agresión, tampoco la animadversión hacia nuestras tropas. Nuestros militares saben que su fortaleza reside en hacer todo lo que este a su alcance, sin importar que se trate de criminales, para salvar su vida.

El sobreviviente en ese caso reconoció el acto humanitario de nuestro Ejército y logró luego persuadir a 18 más de sus compañeros para abandonar las filas de los narco terroristas y sumarse a la ya larga lista de desmovilizados que está desestabilizado estructuralmente a las organizaciones narcoterroristas.

Hemos dicho y lo reiteremos ahora, que preferimos un desmovilizado a un capturado y un capturado a uno dado de baja, no queremos que nadie pierda la vida, ni siquiera quienes están delinquiendo, lo único que queremos es que cese la horrible noche del daño demencial que se han empecinado en causarle a nuestra patria, a nuestros

Celebramos, en ese sentido, que en lo corrido de este año 2.271 hombres y mujeres dejaron las armas y se unieron al programa de desmovilización del Gobierno Nacional. De ellos, 1.851 pertenecían a las FARC.

De esos 275 desmovilizados eran mandos medios y 23 especialistas, entre ellos, varios explosivistas.

Se están quedando sin mandos, sin organización y los seguiremos enfrentando día y noche, al norte y al sur, en campos y montañas, en selvas y desiertos, hasta doblegar su voluntad de continuar con la acción criminal.

Las cifras también demuestran la creciente desmoralización de los miembros de los grupos armados ilegales. Más de 23.300 desmovilizados en los últimos ocho años así lo atestiguan.

Estamos terminando el año 2010 con un balance altamente satisfactorio, no sólo en estos frentes, sino en el de otros resultados.

Las operaciones Sodoma y Camaleón, que permitieron dar de baja al temible criminal, terrorista, alias “Mono Jojoy” y rescatar a policías y soldados que llevaban más de diez años en los campos de concentración inhumanos del narcoterrorismo, son prueba del profesionalismo y las capacidades de nuestras fuerzas militares y de policía.

Hemos puesto a disposición de la justicia 1406 miembros de las FARC, 237 del ELN, 2998 miembros de bandas criminales y 3051 delincuentes comunes.

A ellos todos sus derechos les son respetados, así ellos se empeñen en desconocer e irrespetar los mínimos derechos humanos de nuestros compatriotas más humildes y de los miembros de nuestra Fuerza Pública.

También se presentaron enfrentamientos con quienes rehúsan someterse al imperio de la constitución y la ley, arrojando 518 delincuentes abatidos.

En total, durante lo corrido del 2010 hemos logrado neutralizar a 10.417 miembros de esas organizaciones al margen de la Ley en una tarea extraordinaria que los colombianos agradecemos, al heroísmo, al valor, a la abnegación y al profesionalismo de cada uno de los miembros de nuestra Fuerza Pública.

Quiero destacar también los resultados de nuestra guerra frontal contra el narcotráfico: este año cerramos con aproximadamente 150 toneladas de coca incautadas y en el mes de diciembre seguiremos arreciando.

Se han erradicado casi cuarenta mil hectáreas de coca y los decomisos de marihuana se acercan a las 250 toneladas afectando sensiblemente las finanzas criminales.

Para el mundo es claro que combatir a las FARC y al ELN es combatir también al narcotráfico.

Arreciar contra el narcotráfico es arreciar contra el narcoterrorismo de las FARC y el ELN.

El debilitamiento estratégico y táctico de los grupos armados ilegales, pretenden los criminales disimularlo o enfrentarlo con actos demenciales de terrorismo.

Los atentados terroristas contra la población, convertida blanco de oportunidad, solo ratifican la debilidad, la desesperación y la cobardía de estos criminales.

La acción demencial de ayer en el departamento del Huila en la que camuflaron y detonaron explosivos en un vehículo de servicio público, en una zona poblada por humildes labriegos, demuestra la debilidad y desesperación y cobardía y vileza de las Farc.

Que se suma también al reclutamiento forzado de niños para exponerlos a peligrosas actividades de detonar a distancia con instrumentos a control remoto peligrosas cargas explosivas contra integrantes de nuestra Fuerza Pública, como lo denunciamos sobre un caso ocurrido en Puerto Asís, Putumayo.

¡Que los terroristas sepan que no nos van a doblegar. Que nunca el terror intimidará a Colombia!

Que sepan que cada acción terrorista será respondida con más repudio ciudadano, con más amor de la gente rodeando a nuestra Fuerza Pública con más determinación y pasión de cada uno de nuestros militares y policías en el celoso cumplimiento de su deber.

Los actos atroces solo merecen el repudio de la comunidad internacional, al igual que el asesinato de civiles y la utilización de niños en atentados terroristas.

La firmeza y la fe son el único camino contra el crimen y la violencia.

Por otro lado, la presión de las bandas criminales y las organizaciones del narcotráfico sobre veredas y poblaciones, que generaron desplazados, ha venido siendo contenidas por la acción de la Fuerza Pública.

Este año llevamos 63 mil personas desplazados, cifra que se compara favorablemente con los 141 mil del año 2009 y otras aún superiores de años anteriores.

La Fuerza Pública ha garantizado y sigue garantizando el retorno a sus tierras de muchos de ellos y el Estado reservó recursos para el periodo 2011-2014 para mejorar sus condiciones de vida.

De esos resultados nos tenemos que sentir orgullosos, pero no podemos, ni debemos bajar la guardia.

Por eso, la orden es “arreciar”, “arreciar”, “arreciar”, hasta llegar al último rincón en donde tengamos que buscar a los delincuentes y narco terroristas.

Reitero mis felicitaciones a los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas, a sus comandantes, por los logros de este año que nos llenan de orgullo.

A los nuevos Coroneles, Capitanes de Navío y a todos los condecorados les espera un reto fundamental: consolidar estos logros, hacerlos irreversibles como líderes y guías, para que en Colombia podamos transitar por el camino de la Prosperidad Democrática.

Muchas gracias.