Foto: Mauricio Orjuela / Mindefensa


“Combatir la delincuencia trasnacional con una visión regional es la única garantía de éxito”: Ministro Pinzón

3 de mayo de 2012

Como la más grave amenaza a la seguridad y estabilidad de la región, calificó el ministro de Defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón, a la delincuencia organizada trasnacional y sus delitos conexos, durante su discurso de bienvenida e instalación de la Reunión de Ministros de Defensa, Justicia, Interior y Relaciones Exteriores de UNASUR.

Audio - Discurso del Ministro Pinzón - Parte1

Audio - Discurso del Ministro Pinzón - Parte2

“La delincuencia organizada trasnacional se relaciona directamente con una serie de actividades ilícitas de alcance global, articuladas en forma de redes complejas y con gran capacidad de adaptación. Entre ellas podemos mencionar: el problema mundial de las drogas, el tráfico de armas, municiones y explosivos, la minería ilegal, el tráfico de personas, la corrupción, el lavado de activos, el secuestro, los delitos cibernéticos y la conexión entre pandillas delictivas. Hoy por hoy las actividades de la delincuencia organizada trasnacional terminan convirtiéndose en tal vez la más grave amenaza contra la seguridad y la estabilidad de los gobiernos democráticos, el orden y desarrollo social”, expresó el Ministro.

Con el fin de combatir efectivamente el crimen trasnacional, garantizar la seguridad de los ciudadanos y la estabilidad democrática de cada una de las naciones, el Ministro Pinzón propuso a sus homólogos de defensa, interior, justicia y relaciones exteriores de UNASUR, la creación de un foro o una instancia al interior de la organización que se encargue de articular y coordinar los esfuerzos para combatir este flagelo.

“Los convoco para que en esta reunión demos el primer paso, un paso firme para definir un foro que en UNASUR se encargue de abordar este fenómeno. Contar con un foro responsable de trabajar la temática de la delincuencia organizada trasnacional y las nuevas formas de criminalidad nos permite fortalecer la cooperación, y desarrollar herramientas específicas, eficientes y oportunas para combatir las distintas formas de criminalidad”, afirmó Pinzón.

El Ministro sostuvo que la delincuencia organizada transnacional es un flagelo que afecta a todas las naciones suramericanas y requiere un tratamiento especial. “Tenemos el reto de combatir de manera conjunta y coordinada este tipo de delincuencia. El crimen no conoce fronteras por lo que su lucha solo es efectiva si está basada en la cooperación de todos los países” puntualizo.

El titular de la defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón, citó como ejemplo los resultados obtenidos por Colombia en materia de lucha contra el narcotráfico, gracias a la cooperación con otros países de la región.

“Colombia ha venido trabajando de la mano de países de la región, cooperando y recibiendo cooperación, y eso sin lugar a dudas nos ha permitido ser más eficientes en la lucha contra la criminalidad, para bien de nuestro pueblo y seguro de nuestros pueblos hermanos, nos ha garantizado resultados contundentes y sólo para citar un dato, entre 2011 y lo corrido de 2012, hemos tenido 384 intercambios de información con 7 países para librar la lucha contra el narcotráfico. Eso ha sido fundamental”, aseguró el Ministro.

Reiteró además, la voluntad del gobierno colombiano de poner a disposición de los países que así lo requieran, las capacidades que han adquirido nuestras Fuerzas Armadas en su lucha contra las diferentes organizaciones criminales y terroristas.

“Hoy quiero poner a disposición de todos los países del continente nuestras capacidades. Este es un trabajo que hemos venido desarrollando e incluso a la fecha 575 integrantes de fuerzas de seguridad de países de UNASUR han recibido capacitación en Colombia en temas entre otros la lucha contra la delincuencia organizada trasnacional.

INTERVENCIÓN DEL MINISTRO DE DEFENSA NACIONAL

Reunión de Ministros de Defensa, Justicia, Interior y Relaciones Exteriores de UNASUR
Mayo 3 de 2012

Estar aquí reunidos confirma la voluntad de nuestros países de fortalecer el diálogo, el consenso y la cooperación regional para enfrentar las amenazas que ponen en riesgo el bienestar y la seguridad de nuestros ciudadanos.

Los países suramericanos que hacemos parte de UNASUR actuamos con el convencimiento de la necesidad de fortalecer el diálogo político para asegurar la concertación e integración regional bajo los principios rectores de la democracia, el respeto a la soberanía, la integridad e inviolabilidad territorial, los derechos humanos y la paz.

UNASUR es el foro adecuado para debatir, construir y poner en marcha acciones conjuntas que benefician a nuestra región y es el espacio en el que más allá de propiciar buenas relaciones diplomáticas, que son muy importantes, se deben plantear soluciones concretas, prácticas a los problemas comunes que nos afectan.

Precisamente uno de esos problemas es la delincuencia organizada trasnacional, es el crimen organizado que viola y rompe las fronteras que ha ido tomando fuerza en los últimos veinte años, convirtiéndose en un asunto obligatorio en todas las agendas de seguridad de los países de la región e incluso en regiones y naciones más allá de nuestro territorio suramericano.

Este flagelo o este tipo de flagelo está presente hoy en todas las naciones suramericanas y requiere un tratamiento especial. Tenemos el reto de combatir de manera conjunta y coordinada este tipo de delincuencia. El crimen no conoce fronteras por lo que su lucha solo es efectiva si está basada en la cooperación de todos los países.

Trabajar en este frente es una necesidad para los ciudadanos de nuestros países. Es por ellos, por nuestros ciudadanos, por nuestros pueblos que debemos hacer esfuerzos de coordinación. Son ellos, nuestros ciudadanos, los que se afectan de manera directa con el accionar de criminales que no sólo abusan de la buena fe de nuestras constituciones, de nuestros pueblos, sino que violan nuestras fronteras.

Para entender la delincuencia organizada trasnacional hay que partir y entender que es un concepto amplio y disímil. La Convención de las Naciones Unidas la define como una actividad de un grupo organizado que actúa concertadamente con el propósito de cometer uno o más delitos con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico u otro beneficio de orden material.

Este fenómeno encierra diversos tipos de actividades y organizaciones, que se valen del proceso de globalización para multiplicar su alcance, sus capacidades delictivas y de desestabilización, desbordando el ámbito de la acción del Estado como actor individual.

La delincuencia organizada trasnacional, se relaciona directamente con una serie de actividades ilícitas de alcance global, articuladas en forma de redes complejas y con gran capacidad de adaptación. Entre ellas podemos mencionar: el problema mundial de las drogas, el tráfico de armas, municiones y explosivos, la minería ilegal, el tráfico de personas, el de migrantes, la corrupción, el lavado de activos, el secuestro, los delitos cibernéticos y la conexión entre pandillas.

Hoy por hoy las actividades de la delincuencia organizada trasnacional terminan convirtiéndose en tal vez la más grave amenaza contra la seguridad y la estabilidad de los gobiernos democráticos, el orden y desarrollo social

Este tipo de actividades ha permeado estructuras institucionales, como las distintas ramas del poder público y las fuerzas del orden, originando corrupción y arraigamiento de la cultura de lo ilícito, todo lo cual afecta directamente el adecuado funcionamiento de los Estados.

Esto lo sufrimos en Colombia. Por eso nos atrevemos a tal vez describirlo de manera tan clara. En Colombia con sacrificio del pueblo colombiano, de hombres y mujeres de nuestras instituciones armadas, de jueces, de periodistas, Con ese sacrificio pero con enorme determinación tomamos la decisión de cambiar el curso de nuestra historia, y lo venimos haciendo.

Nuestros Jefes de Estado han entendido que el riesgo en que se encuentra la democracia, precisamente por el crimen trasnacional es necesario consignarlo y hacerlo notar. Por ello en la Cumbre de Bariloche en 2009, consignaron el mandato de “fortalecer la lucha y cooperación contra el terrorismo y la delincuencia organizada transnacional y sus delitos conexos, el tráfico de armas pequeñas y ligeras, así como el rechazo a la presencia de grupos armados al margen de la ley”.

La cooperación internacional, la voluntad política, el fortalecimiento de la confianza y el mejoramiento de las capacidades técnicas, son la base para el desarrollo de instrumentos capaces de contener y enfrentar de manera eficaz esta problemática que como habíamos dicho amenaza a nuestros ciudadanos en primer lugar pero a través de ello amenaza la misma democracia, la misma estabilidad.

Colombia ha venido trabajando de la mano de países de la región, cooperando y recibiendo cooperación, y eso sin lugar a dudas nos ha permitido ser más eficientes en la lucha contra la criminalidad para bien de nuestro pueblo pero seguro que para bien de nuestros pueblos hermanos. Nos ha garantizado resultados contundentes y sólo para citar un dato. Entre 2011 y lo corrido de 2012, hemos tenido 384 intercambios de información con 7 países para librar la lucha contra el narcotráfico. Y déjeme decirles, esto ha sido fundamental.

Por la problemática interna que hemos tenido que enfrentar, Colombia posee una experiencia que quizás nunca quiso querer pero que está aquí para combatir muchos de estos delitos que he mencionado. Nosotros seguimos con la voluntad de aprender. Nosotros queremos aprender de lo que hacen en otras naciones donde quizás han sido muy efectivos. Pero también hoy quiero poner a disposición de todos los países del continente esas capacidades que hemos venido desarrollando.

Este es un trabajo que ya hemos venido desarrollando e incluso a la fecha 575 integrantes de la fuerzas de seguridad de nuestros países, de UNASUR han recibido capacitación en Colombia en temas entre otros como la delincuencia organizada trasnacional.

Para Colombia la cooperación con países hermanos potencializa las capacidades que tenemos y facilita el logro de los objetivos estratégicos en materia de seguridad.

El desarrollo social y la lucha contra la pobreza y a favor de la equidad dependen sin duda de lograr construir un ambiente seguro que responda a normas, que responda al derecho y que de alguna manera le permita a nuestros ciudadanos tener la garantía que el Estado cuando llega con esos programas es efectivo. Pero para ello es necesario trabajar en ambientes que limiten el accionar de organizaciones criminales de distinta índole.

En la lucha contra la delincuencia organizada trasnacional, es necesario tener y desarrollar una visión internacional, esto significa coordinar políticas globales, regionales y locales.

La preocupación por combatir este flagelo no es ajena al resto del mundo, que desde la suscripción de la Convención de Palermo ha demostrado la voluntad política de abordar un problema mundial con una reacción mundial. Si la delincuencia atraviesa las fronteras, lo mismo ha de hacer la acción de la ley. Pero para hacerlo es entre los gobiernos, entre los Estados que tenemos que ponernos de acuerdo para actuar.

Tal como lo señalaron los Jefes de Estado en la Declaración del Milenio de septiembre de 2000, deben reafirmarse y fortalecerse los principios de cooperación que nos sirvan para garantizar el imperio de la ley.

Suramérica no ha estado exenta del fenómeno global de la delincuencia organizada transnacional. Nuestra región ha sido golpeada y aún es golpeada por modalidades delincuenciales tales como el tráfico de armas, municiones y explosivos, El narcotráfico, el tráfico de personas, no sólo el tráfico de narcóticos sino cada vez más el consumo, el lavado de activos y por supuesto las consecuencias que todo tiene, estos crímenes en la corrupción..

Una muestra de esto, es que el lavado de activos en Suramérica se estima representa cerca del 2% del PIB mundial y que existen entre América y Europa cerca de 260 rutas utilizadas en el tráfico de personas.

El crimen transnacional se ha transformado y ha encontrado maneras de adaptarse y sobrevivir a los mecanismos de lucha que nuestros Estados han implementado.

En años anteriores los delincuentes concentraban sus operaciones en sistemas centralizados bajo estructuras únicas que permitían la efectividad de la acción estatal individual.

Actualmente han encontrado la manera de transformar su modus operandi hacia el funcionamiento en redes complejas transnacionales que aprovechan las características propias de cada región, de cada país.

Este cambio representa un problema regional de suma relevancia ya que al trascender las fronteras nacionales, los esfuerzos individuales de cada país, terminan por hacerse insuficientes. Los problemas regionales es necesario atacarlos con soluciones regionales.

Las redes del crimen afectan a todas nuestras naciones, lo cual genera una interdependencia entre los países del continente para hacer frente a estas amenazas.

La cadena del narcotráfico, por ejemplo, está repartida por varios países del continente: la pasta de coca se produce en un país, es trasladada a otros países donde hay laboratorios clandestinos para procesarla y desde estos u otros es transportada a otros países, otras latitudes para consolidar el tráfico de narcóticos.

Pero seguido a esto viene el tráfico de armas, seguido a eso viene el lavado de activos.

Es sabido que en Suramérica hay varios países productores de cocaína, entre ellos Colombia. Sin embargo, todos los países del continente en distintas proporciones son empleados como rutas o bien hacia los EEUU o hacia los países Europeos con escala en países de África Occidental.

Frente al consumo de cocaína a nivel interno, todos los países están empezando a ser afectados en distintas escalas, con los riesgos que esto representa para la juventud y las consecuencias que ello tiene en la generación de crimen a nivel local.

Existe un estrecho vínculo entre el narcotráfico y el tráfico de armas, que se materializa en el intercambio de droga por armas. Estas armas son usadas por los distintos grupos criminales para ejercer violencia e intimidación contra la población, en tal sentido, el tráfico de armas de fuego constituye una amenaza para los habitantes de Suramérica. Lo mismo ocurre con otros delitos como el tráfico de explosivos e incluso la trata de personas.

Estos delitos son apenas unas de las tantas aristas que debemos enfrentar, porque el problema del delito transnacional es aún mayor y afecta inclusive nuestras riquezas naturales.

América latina se ha convertido en uno de los mercados más atractivos del mundo por los recursos naturales que tiene y su biodiversidad que ofrece. Sus ecosistemas y especies que son necesarias para la supervivencia no solo de nuestras naciones, sino del planeta. La protección de la biodiversidad se ha posicionado como prioritaria en las agendas de seguridad y defensa de nuestros países

Si permitimos que lleguen depredadores a acabar con nuestras riquezas naturales a llevarse nuestros minerales, a llevarse nuestras riquezas estaremos afectando no sólo nuestro futuro, sino gestando nuevas formas de crimen, nuevas formas de actividad mafiosa.

El daño, inmenso e irreversible, que causan los desechos químicos del negocio de las drogas así como la explotación ilegal de maderas o minas, son acciones que nos deben poner alerta para mejorar nuestro accionar interno pero por supuesto para coordinar esfuerzos en la región.

Las actividades de minería ilegal generan, además, impactos de carácter social relacionados con conductas que alientan la explotación laboral y sexual de mujeres y menores de edad. La minería se ha convertido en uno de los mecanismos más eficientes para el lavado de dinero producto del narcotráfico. Lo mismo ocurre con el tráfico de armas, explosivos y el contrabando de otro tipo de bienes.

Como vemos, la delincuencia organizada transnacional no solo causa daño a nuestras sociedades y a nuestros ciudadanos, sino también al medio ambiente y a la biodiversidad, pone en riesgo la institucionalidad, la democracia y la paz de cada uno de nuestros países, sobre todo la tranquilidad de nuestros ciudadanos y por supuesto establece retos para nuestra región.

Las expresiones de la delincuencia organizada trasnacional, en algunos casos como el de Colombia, ha exigido la profesionalización y el trabajo coordinado entre la Policía y las Fuerzas Militares. Sabemos que somos un caso particular, pero también podemos afirmar que en esa experiencia hay opciones, hay alternativas que sin duda pueden ser ofrecidas para aquellos que consideren que así lo requieren.

Esto nos ha llevado a desarrollar perspectivas multidimensionales. En este marco es necesario que los Estados amplíen sus esfuerzos para enfrentar las nuevas formas de delincuencia que se extienden sobre nuestra región y creen un marco amplio y adecuado de cooperación que permita prevenir, investigar y castigar cualquier tipo de manifestación de delincuencia transnacional.

Cuando una nación cualquiera que golpea al terrorismo, al narcotráfico, a las redes internacionales del crimen, los efectos positivos de su acción trascienden las fronteras y generan mayor estabilidad en el continente.

Por todas estas razones, existe una urgente necesidad de asumir una responsabilidad conjunta de los países de la región. La verdadera clave para tener éxito en esta lucha es que las naciones suramericanas nos unamos, unamos nuestras voluntades y capacidades para diseñar e institucionalizar sistemas efectivos de coordinación y cooperación ojalá a través de UNASUR.

Finalmente, los convoco para que en esta reunión demos un primer paso, paso firme, paso sólido para definir un foro que en UNASUR se encargue de abordar este fenómeno. Contar con un foro responsable de trabajar la temática de la delincuencia organizada trasnacional y las nuevas formas de criminalidad nos permite fortalecer esa cooperación de la que hemos hablado y desarrollar herramientas específicas, que seguramente necesitamos y que harán más eficiente y más oportuno la capacidad para combatir las distintas formas de criminalidad.

Este foro o esta instancia debería ser de carácter interagencial pues depende de la arquitectura institucional de cada país, de modo que se garantice que todas las partes que deban estar estén y con ello se eleve la efectividad en la lucha contra la delincuencia y contra estas nuevas formas de criminalidad que seguramente irán apareciendo a través del tiempo.

Además, va a ser muy importante trabajar coordinadamente con el Consejo de Defensa Suramericano pues estas amenazas en un momento dado llegan a convertirse en amenazas a la seguridad de los Estados y debe existir también existir una coordinación con el Consejo de Drogas para que se trabaje en todos los asuntos relacionados con el narcotráfico.

Hoy los países miembros de UNASUR estamos empezando a construir una respuesta multidimensional, concertada y regional a la delincuencia organizada transnacional y las nuevas amenazas que pueden afectar a nuestros ciudadanos.

Muchas gracias y nuevamente bienvenidos todos a Colombia.